miércoles, 25 de mayo de 2011

Cansada

El otro día nos montamos en el mismo autobús. No hubo saludos, ni miradas. Me escabullí con la cabeza gacha hasta el asiento de la última fila. Minutos después te acercaste.
− Es de mala educación no saludar -dijiste con una sonrisa en los labios.
− Estoy cansada -forcé una sonrisa.


Te encogiste de hombros y te despediste deseándome un buen día. No sabías que no estaba cansada por falta de sueño.